Fuente: Faro de Vigo.
Constituye la firma Astilleros Ría de Vigo, nutrida con 15 millones de euros de capital social. Los trabajadores subrogados ya ha empezado a trabajar a las órdenes del equipo de Alperi.
Hijos de J. Barreras, el astillero privado más grande de España, ya es solo una carcasa mercantil. Un armazón en forma de sociedad anónima que solo tiene en su haber deudas con auxiliares del naval y créditos contingentes (litigiosos) con dos de sus últimos tres clientes: Havila Kystruten y Naviera Armas. La carne de la compañía (gradas, terrenos, grúas, marca…), la que fue capaz de erigir a la empresa en una referencia internacional en buques de pesca o pasaje, ha cambiado de manos. Grupo Armón ha tomado posesión ya de la unidad productiva, vendida en fase concursal por 14,7 millones de euros con el objetivo de dar todavía más músculo al mayor constructor naval del país. En el número 2 de la viguesa avenida de Beiramar, otrora feudo de las siglas HJB, está ahora inscrita Astilleros Ría de Vigo SA, como avanzó ayer este periódico en su edición digital.
La mercantil fue constituida con 15 millones de euros de capital social, una cantidad superior al de la propia Barreras, que estuvo a punto de liquidarse ya en 2020 cuando el agujero patrimonial alcanzara, según denunció la petrolera Pemex, los 50 millones de euros. Constan como administradores solidarios los dos primeros espadas de Armón: Laudelino Alperi Baragaño (consejero delegado) y José Ramón Fernández García (presidente). La intención del grupo asturiano era de crear una filial, participada por el holding y por Astilleros Armón Vigo, para tomar el control de los terrenos de Barreras. La incorporación de esta unidad productiva a su perímetro le ha permitido rebasar los 300.000 metros cuadrados de instalaciones industriales.
De inicio, como apuntó a FARO el director de Armón Vigo, Santigo Martín, la nueva Barreras retomará la actividad con trabajos de estructura del nuevo oceanográfico para el IEO, adjudicado por 70 millones de euros y bautizado ya como Odón de Buen. Pero será el buque investigador para el Instituto de Investigación Marina y de Agua Dulce de Islandia (Hafrannsóknastofnun) su primer proyecto de construcción en gradas. Para ello deberán ser liberadas primero. Los trabajos de desguace –Armón abonó 500.000 euros para allanar este proceso– correrán a cargo de una compañía especializada, que retirará las en torno a 2.500 toneladas de aceros de un proyecto, el de los cruceros de Havila, que quedó abandonado en julio de 2019. El juicio entre el astillero vigués (en liquidación) y la naviera noruega arrancará el 11 de julio en Londres, y de él dependerá que las auxiliares acreedoras recuperen los 9,6 millones de euros en créditos ordinarios que les han sido reconocidos por la administración concursal.
La veintena de trabajadores que se ha subrogado la compañía que dirige Alperi también se han incorporado ya a su nueva disciplina, en paralelo al proceso de extinción del centenar de contratos que se perderán con la última transición de Hijos de J. Barreras.