Fuente: Faro de Vigo.
Es una iniciativa europea junto a 19 socios | Reducirá tiempos de carga un 25%, el peso un 20% y logrará más autonomía | Usarán materiales ligeros y controlarán las temperaturas.
El futuro de la movilidad a corto y medio plazo pasa por el vehículo eléctrico, con los gobiernos presionando para el fin de los motores a combustión y con todas las marcas apostando fuerte por esta tecnología. Y en este avance inexorable de la industria hay un elemento clave al que todavía le queda espacio para su desarrollo: el nuevo corazón de los vehículos, las baterías. Por eso, no son pocos los proyectos que en los últimos años surgen para encontrar una nueva mejora con la que arañar unos euros en la producción o unos kilómetros en la autonomía.
Eso es lo que persiguen tanto Aimen como Stellantis (a través del centro tecnológico de FIAT) en un proyecto europeo de 12 millones de euros. Bajo el nombre de Albatross, la iniciativa investigará la utilización de tecnologías de enfriamiento avanzadas y materiales ligeros para una mayor autonomía de los vehículos y una carga rápida de las baterías.
Coordinado por la firma turca proveedora de automoción Yesilova Holding, el proyecto cuenta con un total de 21 socios de 10 países, entre los que además del Centro Ricerche Fiat participan las ramas turcas de Mercedes y Ford. Con una subvención europea de 9,9 millones (cubre el 84,5% del presupuesto total), entre el organismo de Stellantis y el centro tecnológico Aimen, de Porriño, perciben una ayuda que roza el millón de euros.
Albatross “desarrollará un enfoque integrado basado en baterías inteligentes combinadas con diseños ligeros”, según describe en la solicitud para el programa H2020 de la Unión Europea. Para lograr el objetivo, el consorcio empleará “tecnologías de refrigeración innovadoras” con las que conseguirán que el pack de baterías tenga una temperatura óptima de funcionamiento de 20-23°C. Para reducir el peso, la idea que manejan es la de crear “sistemas modulares multimateriales” para los módulos y bandejas de las baterías, que contarán con un enfoque “ecológico” hacia un fácil reciclado y reutilización. “Se evaluará la escalabilidad a furgonetas de reparto y vehículos pesados”, añaden.
Para testar los avances, el proyecto empleará como base un BMW i3, para el que se fijan como objetivo aumentar la autonomía a 480 kilómetros, reducir un 20% el peso del sistema de baterías y una reducción de los tiempos de carga en un 25%, que se validará en test de carretera y en condiciones ambientales extremas. Además, incorporarán un sistema de detección y control avanzados, controlados a través de la nube (para el mantenimiento), con los que mejorar la seguridad de las baterías.
Albatross, que oficialmente comenzó el año pasado, se extenderá hasta 2024. Además de las mejoras mencionadas, uno de los principales y ambiciosos objetivos que se fija el consorcio es el incrementar la vida útil de las baterías (hasta los 300.000 kilómetros) en conducción real para “mejorar el atractivo del vehículo eléctrico” entre los consumidores.