Fuente: Faro de Vigo.
l crucero Wonder of the Seas es el más grande todavía. Con 18 cubiertas, la futura incorporación de la Royal Caribbean tendrá 120 camarotes más que sus predecesores en la serie –Harmony of the Seas y Symphony of the Seas–, y podrá albergar a bordo a 6.988 pasajeros y unos 2.300 tripulantes.
Un titán de 362 metros de eslora que empezará a navegar el año que viene, con rutas asiáticas “de enriquecimiento cultural” a partir de 672 euros por persona.
En lo más oculto de sus entrañas el buque contará con equipamiento vigués de última generación: cuatro túneles de maniobra de atraque que le permitirán realizar no solo los movimientos de aproximación y amarre en los puertos, sino viradas drásticas, para una construcción de este tipo. Para un barco de 230.000 toneladas de arqueo bruto compensadas (CGT), que multiplica por más de seis el tamaño del ferri Abel Matutes, el mayor navío completado nunca por el naval de Vigo. Cedval, de Grupo Ganomagoga, procedió ayer al embarque de los túneles, en un complejo operativo.
Los trabajos de construcción en Cedval –antigua subsidiaria de Wärtsilä Ibérica arrancaron en septiembre de 2020 con la compra de materiales, y ha ocupado a un equipo de unas 16 personas para el proceso de armado y soldadura.
En suma, el equipamiento despachado ayer en el muelle de reparaciones de Bouzas asciende a 341 toneladas. El de mayor tamaño, con 14 metros de longitud y 6 de diámetro –con 4,5 metros de diámetro de las hélices–, alcanza las 96 toneladas; el pequeño, de 7,5 metros de largo, otras 76 toneladas. Los restantes pesan 89 y 80 toneladas.
La operación de carga precisó de un amplio despliegue de personal –Alfacargo, Suardiaz, Grúas Doniz (se precisaron cuatro) y efectivos de la Policía Portuaria–, tanto para el embarque de las piezas en el carguero Truffaldino como para el traslado de las mismas desde la nave de Talleres y Montajes Moreira, donde estaban almacenadas. Estas instalaciones, con una nave de cubierta móvil, están habituadas a ejecutar entregas de bloques de construcción naval.
Tras abandonar Vigo, los túneles de maniobra navegan rumbo a Polonia, donde serán montados en unos bloques y serán transportados a continuación al astillero francés Chantiers de l’Atlantique, en Saint-Nazaire. Tardarán unas dos semanas en llegar a la compañía gala, como estima Davila. El hecho de que Chantiers, Meyer Werft o Fincantieri hayan retomado la construcción de grandes trasatlánticos –algunos estuvieron en stand by por la pandemia– ofrece un buen abanico de perspectivas de negocio para la industria auxiliar gallega, cada vez más internacionalizada. “Este tipo de proyectos tienen unos dos años de desarrollo”. Cedval continuará pugnando por futuros pedidos, también de la serie Of the Seas. La matriz Ganomagoga, más enfocada al segmento renovable, biomasa o el offshore, ya protagonizó un gran embarque de mercancías el pasado junio, cuando participó en un pedido de ocho estructuras para aerogeneradores de 140 metros de altura y casi 500 toneladas de peso rumbo a Suecia. Es una compañía netamente exportadora, con una facturación exterior de hasta el 95% de su volumen de negocio.